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El Poder de la Teología


Por C.J. Mahaney

Para más estudio: Los cristianos auténticos constantemente serán ridiculizados y recibirán oposición de parte de su sociedad. Refuérzate leyendo Juan 15:20-21 y 2 Timoteo 3:12.

Ocurre una transición crucial en Romanos 8:31. Pablo pregunta: “¿Qué diremos frente a esto?” Resulta que Pablo tiene mucho que decir en los próximos nueve versículos. Y una vez que nos familiaricemos con el conocimiento de antemano, con la predestinación, con el llamado, con la justificación, y con la glorificación, podremos responder a esta gran salvación con la misma intensa convicción de Pablo. Considera esto.

Dios está de nuestra parte (v. 31). ¿Podría ser cierto esto? Si comenzaste este capítulo inseguro de la predisposición de Dios, no lo dudes más. El está de tu parte. El ha demostrado eso convincentemente, como veremos dentro de unos cuantos párrafos. La base para entender si Dios está de nuestra parte o no, no es subjetiva. Nuestro estado emocional no tiene importancia. El hecho objetivo y eterno del asunto es que Dios está de nuestra parte.

¿Quién puede estar en contra nuestra (v. 31)? )? Esta promesa podría fácilmente ser malinterpretada. Pablo no dice que nadie jamás se opondrá a ti. De hecho, ¡tanto él como Jesús garantizaron todo lo contrario! Sin embargo, nadie que esté en tu contra triunfará al final porque Dios está de tu parte. Ningún adversario puede desafiar con éxito la soberanía de Dios.

“A veces Dios permite que la gente nos trate injustamente. A veces hasta permite que sus acciones afecten seriamente nuestra carrera o nuestro futuro, visto desde un plano humano. Pero Dios nunca permite que la gente tome decisiones acerca de nosotros que debiliten el plan que él tiene para nosotros. Dios está de nuestra parte, nosotros somos sus hijos, él se deleita en nosotros (Sof. 3:17). Podemos tomar esto como una verdad fundamental: Dios jamás permitirá que se haga algo contra ti que no sea según la voluntad de él para ti. Y su voluntad siempre es para nuestro bien."
- Jerry Bridges

Considera las implicaciones de esta declaración. Quizás estés en una situación de trabajo en la que tu jefe parece tener algo personal contra ti. Quizás él hasta ha promovido a otros sin tomar en cuenta el hecho de que tú eras el más calificado. Esa puede ser una prueba muy difícil. Entonces, ¿qué puedes hacer en esa situación? Podrías comenzar a buscar otro trabajo, o ir a casa y aliviar tu tensión observando los peces tropicales en la pecera por un rato. Pero hay una manera mejor: Recuérdate que el Dios soberano está de tu parte. No importa lo que haga tu jefe, el Dios Todopoderoso está de tu parte y su propósito para tu vida no será frustrado.

Si puedes comprender esto, te garantizo que mañana irás a tu trabajo con una actitud diferente. ¡En vez de resentirte o resistir a tu jefe, te sentirás motivado a servirlo! Una transformación tan dramática sólo puede ocurrir si es que tú has comprendido lo que es el conocimiento de antemano, la predestinación, el llamado, la justificación, y la glorificación. Un correcto entendimiento de las doctrinas de la gracia cambiará para siempre la forma en que ves y respondes a las circunstancias. En vez de vengarte de tus adversarios, podrás amarlos, orar por ellos, y servirlos.

Ni siquiera Satanás puede lograr oponerse a nosotros. Después de todo, tendemos a exagerar su poder y autoridad. Debemos estar conscientes de él y guardar cierto grado de respeto a sus artimañas, pero él es un ser creado. El no puede hacer nada sin obtener el permiso de Dios. Y escucha bien, Dios no es indiferente a tu situación. El te ha escogido. El te conoce por nombre. El está de tu parte.

Para más estudio: ¿Cómo debemos responder a los sentimientos y pensamientos (incluyendo las acusaciones) que contradicen las promesas de la Palabra de Dios? (Lee 2 Corintios 10:4-5)

Dios entregó a su propio Hijo por nosotros (v. 32). Si necesitas prueba de que Dios está de tu parte, sólo mira a la Cruz. No puedo imaginarme el dolor que habrá sentido el Padre cuando oyó a Jesús clamar: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” El desamparó a su propio Hijo para que nosotros podamos conocerlo como Padre y no seamos desamparados jamás. ¿Qué más demostración necesitamos? Esa sangrienta figura colgó ahí en la Cruz para hacer esta eterna proclamación: “¡YO ESTOY DE TU PARTE!”

3Usando la traducción NVI de la Biblia, completa los espacios en blanco de Apocalipsis 12:10: “Han llegado ya la __________ y el __________ y el __________ de nuestro Dios; ha llegado ya la autoridad de su _________. Porque ha sido ___________ el ________ de nuestros hermanos, el que nos ___________ ____ y ______ delante de nuestro ________”.

Nadie puede acusar a los que Dios ha escogido (v. 33). Puede ser que estés entre los que saben lo que es el tormento de la acusación. Los pecados y fracasos pasados te vienen a la mente implacablemente. No importa cuántas veces confieses tu pecado, el recuerdo de lo que has hecho siempre regresa. Pero el versículo 33 es una declaración legalmente obligatoria: “¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica”. El santo y justo Juez de todos ha pronunciado un veredicto que no puede ser revocado. El ha declarado que por el sacrificio expiatorio de su Hijo, tu estás ahora justificado ante él. Cada vez que oigas acusaciones, afirma y declara que has sido justificado por la obra consumada de Cristo.

Medita en 1 Corintios 15:3. ¿Qué significado conectó Pablo a la crucifixión al presentar el evangelio?

¿Quién condenara (v. 34)? Aunque estar libre de las acusaciones demoníacas es importante, el hecho de que Dios mismo no nos condenará es de mucha mayor importancia. En ese día cuando toda rodilla se doblará ante el trono del juicio de Cristo, una innumerable multitud oirá las horrendas, irreversibles palabras: “Jamás los conocí. Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. Dios no quiere decir esto a nadie. El ha puesto la Cruz justo en medio de nuestro camino para que no tengamos que oír esas aterradoras palabras. Pero los que neciamente la han pasado de lado, los que se han negado a someterse a ella, serán sentenciados al tormento eterno. Pero debido a que tú has recibido el sacrificio expiatorio de Cristo, nadie puede lograr acusarte–no sólo en esta vida sino en ese crítico momento cuando estés ante el trono del juicio de Dios.

“La justificación tiene implicaciones escatológicas. Quiere decir que el veredicto que Dios pronunciará sobre nosotros en el Día del Juicio ha sido traído al presente. Por lo tanto no es necesario que temamos el Día del Juicio; nosotros los que creemos en Cristo ya hemos pasado de la muerte a la vida."
- Anthony Hoekema

No hay ninguna otra manera más eficaz de luchar contra la condenación que concentrarse en la Cruz. Si a ti te falta seguridad o aceptación, llena tus pensamientos, tu corazón y tu alabanza con la Cruz de Jesucristo.

4Escribe el problema o situación que más te preocupa en este momento.



¿No te anima saber que Jesús está orando por tus necesidades en este preciso momento?

Jesús intercede por nosotros (v. 34). Además del hecho maravilloso de que estuvo dispuesto a morir, nuestro Señor ora por nosotros desde su puesto de autoridad a la diestra del Padre. El no está esperando pasivamente hasta el fin de los tiempos, consultando su reloj de vez en cuando. Ni tampoco está solamente descansando y recibiendo el sacrificio de nuestra alabanza y nuestro servicio. Durante toda tu vida, el intercede por ti–mencionándote por nombre.

¿No te anima saber que Jesús mismo está orando por tus necesidades en este preciso momento?

Nada nos apartará del amor de Cristo (v. 35-39). Cuando Pablo dice que nada, él quiere decir nada. La tribulación. La angustia. La persecución. El hambre. El peligro. La muerte. Ninguno de éstos puede interponerse entre nosotros y el amor de nuestro Señor.

Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor (Ro. 8:38-39).

“Nada en las dimensiones del espacio (ni lo alto, ni lo profundo) o en el transcurso del tiempo (ni lo presente, ni lo por venir), nada en todo el universo de Dios (ni cosa alguna en la creación) puede separar a los hijos de Dios del amor de su Padre, asegurado para ellos en Cristo."
- F.F. Bruce

Cuando nos asedia la acusación o nos persigue la adversidad, puede que nos sintamos separados del amor de Dios, como si el nos hubiera abandonado. Un entendimiento de lo que es el conocimiento de antemano, la predestinación, el llamado, la justificación, y la glorificación nos libra de la noción no-bíblica e inútil dependencia de nuestras fluctuantes emociones del momento.

Conozco a un hombre en Inglaterra que pudo haber reaccionado a sus circunstancias culpando a Dios. Conocí a Henry años atrás en una conferencia. El es un respetado maestro de la Biblia y autor en Inglaterra y es un hombre de carácter probado. En el curso de nuestra relación a través de los años me he sentido impresionado con la bondad y solicitud que demuestra consistentemente.

Medita en Filipenses 1:21. ¿Cómo se compara esta opinión de la muerte con la opinión del mundo?

Durante una reciente visita a Inglaterra supe que la esposa de Henry tenía una seria enfermedad y que no se esperaba que viviera más de seis meses. Me sorprendí al verlos presentes en la conferencia. Todavía más sorprendente fue el gozo tan evidente en sus rostros. Casi era increíble la forma en que ministraban a los demás. En vez de aislarse en la autocompasión, seguían sirviendo normalmente. Me sentí profundamente afectado.

Henry y yo nos encontramos en el desayuno una mañana durante la conferencia. “C.J.”, me dijo, “estoy seguro de que ya sabes lo que le sucede a mi esposa. He buscado a Dios, yo lo he visto sanar a muchas personas, pero no tengo palabra de que ella será sanada”. Yo no sabía qué decir. Pensaba: ¿Cómo puedo responder? La próxima vez que lo vea, su esposa ya no estará con él.

Resultó que no fue necesario que dijera nada, porque durante los próximos 15 minutos Henry compartió conmigo una valiosa lección de las Escrituras y de la historia de la Iglesia sobre el tema de la muerte. Citó a Charles Spurgeon, quien indicó estar más consciente de la gloria de Dios al estar al lado de un santo al borde de la muerte. También citó esta declaración de John Wesley de una generación anterior: “Nuestra gente muere bien”.

“Entonces, ¿qué opina el cristiano de la muerte? Aprende a verla desde su perspectiva apropiada. No la ignora leve y superficialmente. Ni tampoco permite que su vida se paralice con el temor a ella. Reconoce que la muerte es un enemigo, pero se regocija en la seguridad de que ni la muerte puede separarlo del amor de Cristo”.."
- Sinclair Ferguson

El pesar de Henry era evidente. No trataba de esconder su dolor. Pero él estaba convencido de que la muerte no podía separarlos, ni a él ni a su esposa, del amor de Jesucristo. Décadas de estudio y de impartir enseñanza sobre las grandes verdades del conocimiento de antemano, la predestinación, el llamado, la justificación, y la glorificación los habían convencido de la soberanía y del amor de Dios. No temían. Estaban firmes. Cuando Henry se puso de pie y se alejó yo le comenté a un amigo: “Ese es el poder del entendimiento de la doctrina de la gracia que cambia la vida de una persona y la sostiene en medio de la adversidad”.

En otro punto de la conferencia me encontraba de pie detrás de Henry mientras él alababa a Dios. Se dio la vuelta y me dijo: “Estoy revisando mi colección de libros y tengo algunos libros seleccionados para ciertos hombres que quiero pasar a otras generaciones. Te voy a mandar un libro”. Henry no sólo estaba preparado para la muerte de su esposa, sino que se estaba ocupando en preparar a la próxima generación de líderes.

Don’t feel sorry for him. I was the one all broken up inside. There he was, worshiping with a soft smile on his face. Why wasn’t he bitter, depressed, complaining, or withdrawn? How could he minister joy to people in the midst of such deep, personal sorrow? Because Romans 8:38-39 was engraved on his heart: He knew that nothing could separate him from the love of Christ.

No le tengas lástima. Yo era el que estaba quebrantado por dentro. Ahí estaba él, alabando con una tierna sonrisa en su rostro. ¿Por qué no estaba amargado, deprimido, quejándose, o retraído? ¿Cómo podía él suministrar gozo a las personas en medio de un dolor tan profundo, tan personal? Porque Romanos 8:38-39 estaba grabado en su corazón: El sabía que nada podría apartarlo del amor de Cristo.

A medida que las verdades sobre esta gran salvación penetren tu corazón, el resultado será una habilidad para responder a la acusación y a la adversidad al saber y declarar que si Dios está de tu parte nadie podrá lograr oponerse a ti, que él te ha justificado, y que nada puede apartarte de su amor.

Si esta publicación tratara de explorar todas las cinco doctrinas que se subrayan en este primer capítulo–el conocimiento de antemano, la predestinación, el llamado, la justificación, y la glorificación–tendría varios cientos de páginas más. (En realidad, ¡todavía estaríamos en el proceso de escribirlo!) Hemos optado por usar los próximos seis estudios para concentrarnos en una sola: la

magnífica doctrina de la justificación por fe.

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